Cuentas conmigo...

Cuántos de nosotros no está deseando que alguien nos tome de la mano y nos diga -aquí estoy- lo queremos, lo deseamos, porque son muchos momentos donde nos hemos encontrado con alguna de las verdades personales que no nos gusta hablar, estamos solos y el ejercicio de convivencia que realizamos a diario hacía con los otros son solo pequeños momentos y siempre estamos en el riesgo de que la mano amiga sea ausencia. Me aterra no se a otros, pero a la par ese terror es mi constante oportunidad de ir hacia donde nunca estaré solo, el interior. La otra cara de la moneda de ese deseo es que también tenemos la oportunidad constante de ser nosotros lo que tendamos la mano y ¿por qué no lo hacemos?, nos quedamos en el deseos de que si hacemos un ejercicio de esa naturaleza tengamos algo a cambio y eso no sucede, incluso un en un ecosistema no es natural recibir de forma directa de aquello a lo que das. Más si somos capaces de verlo como un todo es donde vemos que esa reciprocidad si es constante, solo no directa.

Y la reflexión real es ¿cuantas veces no he tendido la mano?, y ¿cuántas de todas esas veces, ha sido por el egoísmo derivado de “no es mi problema”, “yo porque”, “pues eso le pasa por…[rellene con cualquier cosa visceral]? No lo sé, lamentablemente he perdido la cuenta porque han sido muchas “many not much” si porque al menos en la lengua inglesa tuvieron el cuidado de con una sola palabra diferenciar aquello que ya se te salio de las manos.

Y en estos caminos cruzados he tenido la oportunidad de convivir con gente que sí está haciendo de forma más tangible esos cambios, incluso he tenido el privilegio de que me compartan la magnitud de la frustración que puede generar una tarea tan titánica, tareas que solo pueden estar en manos de seres mucho más evolucionados y que solo me hace sumar a mis planteamientos de la vida diaria es ¿cómo sumar en su tarea?. Pido claridad mental para cada vez que haga falta y sea necesario poder ser esa mano amiga que diga -Aquí estoy-...

-J